Un grupo de estudiantes
universitarios impulsó un taller adentro de Villahermosa para promover el
reciclaje como una opción de vida que traspasa las rejas.
“Los talleres, reuniones,
capacitaciones o el simple acompañamiento de parte de los facilitadores
sociales, se convierten en una motivación para que los internos apropien ese
contenido y lo conviertan en oportunidades; así es como se logra la verdadera
transformación de una sociedad”.
Las palabras son del cabo Olmes
Alberto Amú. Amú es el coordinador de estrategias ambientales del centro de
reclusión Villahermosa, y esas palabras, así de simples, son su forma de
explicar algo que desde afuera parece complicado de entender: ¿un proceso de
reciclaje tras las rejas?
De lo que habla el cabo cabo Amú
es de un proyecto puesto en práctica por cuatro estudiantes universitarios:
tres de la Autónoma y uno de la Javeriana.
Los muchachos, o mejor, “los
facilitadores sociales”, como los llama el Cabo, vienen trabajando con los
internos que hacen la labor de aseo en los patios, con quienes trabajan en el
centro de acopio del centro de reclusión y con los internos que se encuentran
en ‘fase de confianza’ (es decir, quienes ya están a punto de salir en
libertad y tienen permisos de 72 horas para visitar a sus familias), en torno a
una iniciativa que, aunque empieza allí detrás de los barrotes, tiene el
panorama bien lejos. El nombre del proyecto es una suerte de promesa. Ojalá un
presagio: ‘Reciclaje, una opción de vida’.
Todo empezó a través de una
dinámica de talleres, es decir, no desde la imposición del conocimiento sino
desde el crecimiento colectivo a la hora de compartirlo.
Lo primero fue el manejo de los
residuos sólidos, es decir, empezar a separarlos; así aprendieron, por ejemplo,
que los materiales peligrosos como los aerosoles y las máquinas de afeitar
empezarían a ir en un contenedor de color rojo; los plásticos en uno azul, los
residuos orgánicos en el contenedor verde.
Y luego el siguiente objetivo
fue el ciclo de las 3R, que en palabras traduce reciclar, reducir y reutilizar.
Gracias a este ejercicio, entonces, Villahermosa empezó a contar con
contenedores de colores para la disposición.
“Los internos del centro de
acopio se encargan de la labor de reciclaje constantemente. La idea ahora es
lograr que los internos lo hagan por sí solos. Queremos lograr que el reciclaje
sea un estilo de vida para ellos y que cuando salgan de la cárcel lo adopten”,
contó Manuel Vega Noriega, estudiante de Comunicación Social de la Autónoma de
Occidente y uno de los miembros del equipo. Junto a él, y alumnos de la misma
universidad, están Sofía Molano Goyes y Gustavo Adolfo Navarro Lenis. Juan
Pablo Alvarado es la ‘cuota’ de la Javeriana.
“Los talleres permitieron a los
internos saber la importancia que tiene el reciclaje no solo en la parte
económica sino en la ayuda para el medio ambiente. Y aprendieron a ser
multiplicadores de lo aprendido”, dijo el cabo Amú.
Después de la primera etapa, en
la que se enfatizó en la importancia del reciclaje en su comprensión, no solo
para el lugar donde temporalmente se encuentran los internos, sino para el
mundo donde todos habitamos, el proyecto siguió otras etapas reforzando el
mensaje.
Porque aunque también parezca
sencillo, reciclar no solo es un hábito sino un estilo de vida. Y la idea,
además, era tratar de impactar a toda la población de Villahermosa. Así pues,
los chicos pasaron a elaborar cuñas radiales con el propósito de emitirlas por
‘Radio Libertad, una voz de esperanza’, que es la emisora de la cárcel. E
impulsaron actividades didácticas, entre ellas, puestas en escena cuyo centro
fueron los mensajes ambientales.
Para muchos de los internos,
aquellos momentos en los que estuvieron estudiando, trabajando y poniendo
en práctica los conocimientos que allí adquirieron, se convirtieron en
instantes de mucho valor. En algunos casos, mucho más de lo evidente:
“Mis familiares no pueden visitarme, así que la pintura, la radio y construir
esos mensajes con los jóvenes fueron el único momento para tener contacto
con personas de afuera.
Cada cosa que aprendímos se
convirtió en una reflexión de cómo ser mejores cuando salgamos de aquí”,
comentó uno de los internos que participó en el proyecto y que, por
obvias razones, no tiene nombre para este artículo de prensa.
Manuel, Sofía, Gustavo y Juan
Pablo se encuentran actualmente en la última etapa del proyecto: la
intervención del Salón Múltiple de Villahermosa, donde
trabajan en un mural que, por supuesto, tendrá como tema central el
reciclaje, que quedará plasmado allí mediante mensajes positivos y la
recreación de sitios representativos de Cali. El mural lo van a hacer en
conjunto con los artistas de la Fundación Culata Arte e Investigación.
“En el mural pintarán
lugares emblemáticos como Cristo Rey, Sebastián de Belalcázar, San
Antonio, entre otros; esto con el fin de apreciar la ciudad al momento en que
salgan”, dijo Gustavo Adolfo. Reciclar, efectivamente, no es solo un
hábito. Es un estilo de vida. Y también una opción.
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http://www.elpais.com.co/elpais/cali/noticias/estos-universitarios-quieren-internos-villahermosa-vean-reciclaje-opcion-vida

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